Una nueva semana y aquí estoy de vuelta con otra receta en el blog. El rey en esta ocasión será el queso y más concretamente un tipo de queso italiano, llamado fontina, que se produce en el norte del país, en la zona llamada Valle d’Aosta.
Thomas suele viajar por trabajo al norte de Italia al menos dos veces al año y como es de imaginar, aunque le echo de menos durante el tiempo que está fuera, también espero ansiosa su vuelta por los encargos que le hago.
Empezando por dos de mis revistas gastronómicas italianas favoritas a las que me “enganché” cuando vivía en Italia (algunos posts de este blog están inspirados en recetas que he leído en ellas) y terminando con los quesos. El parmigiano y el grana padano no pueden faltar de vuelta en su maleta y después siempre hay otros dos o tres más que le pido de distintas zonas de Italia.
¡Pero que no cunda el pánico porque no es necesario viajar a Italia para preparar esta receta! En cualquier charcutería especializada se puede encontrar (en A Coruña, venden fontina en Elba Gastronomía, en la plaza de Maestro Mateo, 1). Otra opción también es comprar fontina en esta web oficial en caso de que no puedas encontrarlo en tu zona.
INGREDIENTES
300 gr espárragos trigueros
200 gr leche entera
150 gr queso fontina
30 gr pan rallado
15 gr semillas de calabaza trituradas
6 huevos a temperatura ambiente
1 yema
1 cucharadita de cúrcuma
Harina para empanar
Aceite de girasol
Sal
PREPARACIÓN
Lleva a ebullición una olla con agua no salada y cuece 4 de los seis huevos durante exactamente cinco minutos. Hazlo usando un cronómetro porque si te pasas de tiempo podría estropear el resultado que queremos conseguir, que es que la clara se cueza y la yema se quede algo líquida.
Cuando haya pasado el tiempo retira los huevos con una espumadera y apóyalos sobre un paño de cocina dejando que se enfríen. Ahora cuece los espárragos trigueros durante 3 minutos en agua salada hirviendo. Luego sácalos y reserva.
Ha llegado el turno de la fontina, la estrella de este plato. Córtalo en dados. Ahora coge un cazo, vierte la leche y añade el queso. Mezcla continuamente hasta que se derrita por completo. Aparta del fuego, echa una cucharadita de harina y la yema y bate con la ayuda de una varilla manual hasta obtener una crema amarillita. Reserva.
A continuación, en un cuenco pequeño bate los otros dos huevos con un poco de sal y ahora con mucho cuidado, coge uno por uno los huevos que hemos hervido al principio y rebózalos primero en la harina, luego en los huevos batidos y después en el pan rallado mezclado con las semillas de calabaza trituradas. Fríelos, uno a uno, en un cazo pequeño con abundante aceite de girasol durante tan solo un minuto y déjalos escurrir en papel de cocina.
Por último, distribuye la crema de fontina en platos hondos, pon encima los espárragos trigueros, y un huevo encima de cada plato.
Buon appetito!
CONSEJOS
Para reducir al máximo el riesgo de que los huevos se rompan, lo ideal es que sean lo más frescos posibles y que estén a temperatura ambiente. Por si acaso puedes cocer algunos más.
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